Conducta del mercado y protección del consumidor

Nuevas vías de distribución platean un reto para las prácticas de supervisión. La distribución es clave para proporcionar cobertura de seguro adecuada a las poblaciones excluidas y de bajos ingresos. A medida que los aseguradores enfrentan márgenes de beneficio decrecientes, requieren identificar canales de bajo costo que puedan llegar a un gran número de clientes, asegurando simultáneamente que el cliente esté debidamente informado sobre el producto. Los canales de distribución alternativos que operan como agregadores de clientes incluyen todo tipo de modos no tradicionales de intermediación, tales como proveedores de dinero electrónico, o intermediarios no financieros, tales como minoristas, empresas de servicios públicos u Operadores de Redes Móviles (ORM). Muchos de ellos actúan como tomadores de pólizas grupales y algunos de estos modelos comerciales implican a un tercero, por ejemplo, un Proveedor de Servicios Técnicos (PST), que asume diversas funciones, desde el diseño del producto hasta el manejo de reclamos. Algunos PST están incluso autorizados a operar como intermediarios, a menudo a través centros de llamadas y con personal de ventas propio o de agentes de distribución. Surge en consecuencia una cadena de valor más compleja que comprende una gama de agentes de participantes tanto del sector seguros como no que desempeñan diferentes roles. Una cadena de valor más larga a menudo viene acompañada de un desequilibrio de poder en perjuicio de la aseguradora pues el agregador de clientes es el participante que domina la relación con el cliente, de ahí la asociación entre los actores de la cadena. Las comisiones en la distribución alternativa varían considerablemente, oscilando entre el 10% y el 60%, con una mediana de alrededor del 30%. Todo esto pone en cuestión los enfoques tradicionales de supervisión de varias maneras.